Llevo un tiempo queriendo dedicar una entrada a Sepultura y nunca sabía cómo enfocarla. Me sentía incapaz de elegir un disco para hablar de él en los Clásicos Básicos porque claro, ¿quién elige entre el Arise, Beneath the Remains o Chaos AD? Por otro lado, a la etapa post-Max no le he hecho mucho caso, porque la deriva que iban cogiendo desde el Roots no me convencía. Demasiado metal modernete insulso y poca chicha. Así que en un momento de inspiración divina, de los que cada vez me quedan menos, me acordé de este directo, sirviendo de excusa para homenajear a esta banda.
Finalmente, juega en su favor el efecto nostalgia. A posteriori se puede comprobar por muchas de las frases de Max Cavalera al público que algo no iba bien en el seno de la banda. No obstante, el concierto en sí es aplastante, lleno de intensidad y mala leche. Da gusto oírlo, a pesar de que yo me acabo saltando muchos de los temas del Roots (un disco muy irregular, con joyas como Roots Bloody Roots o Rattamahatta pero al que la influencia numetalera le pesaba bastante).
Luego ya se jodió el invento. Diferencias del resto de la banda con su mánager (esposa de Max Cavalera) provocaron la salida de éste. Desde entonces llevan prácticamente 21 años tirándose mierda unos a otros. No voy a entrar en quién tiene razón o deja de tenerla, pero muy chungas tuvieron que ser las cosas para que estuviera diez años sin hablarse con su hermano Igor (curiosamente, se reconciliaron con su salida de Sepultura).
Además, con estas cosas los que salimos perdiendo siempre somos los fans. Max se montó Soulfly para seguir el camino iniciado con el Roots, pero nunca llegó a igualar siquiera a este álbum. Ha pasado por la época numetal, la hardcore y ahora parece que vuelve al metal cañero más tradicional. Montó Cavalera Conspiracy con su hermano (ni lo he oído) y lo último que hace es girar con su hermano, con sus propios nombres y dos mercenarios tocando el Roots.
Sepultura por su parte reclutaron al semidesconocido Derrick Green a la voz, con lo que la presencia de una sola guitarra ya les quitó bastante punch. Continuaron por la senda hardcoreta, sacando discos correctos como Dante XXI y cosas infumables como Revolusongs. Yo les pude ver cuando, hace ahora 10 años, tocaron en jaias de Gernika, gratis y en la plaza Pasileku. Era un sí pero no. El público bastante apagado con todo lo que tocaron posterior a 1996. No estuvo mal, pero lo mismo, les faltaba algo.
Por eso recordar ahora lo que fueron a través de este álbum da mucha más pena. Lo que nos hemos perdido porque, ¡joder qué buenos eran!