Está claro que Vhäldemar han vuelto para quedarse. Tras su retorno a primeros de año con el EP Old King’s Visions y demostrar su clase, llega la hora de refrendar su buen momento con este nuevo larga duración.

Musicalmente, sabemos perfectamente lo que vamos a encontrar: heavy metal de factura clásica, bebiendo de las fuentes de grupos como Manowar o Judas Priest, lejos de las cabalgadas a doble bombo propias del power metal alemán que saturó el género a finales de los 90.

Grabado y producido por la propia banda en los estudios de su guitarrista Pedro Monge, el sonido del álbum vuelve a ser claro y contundente, una auténtica gozada. Las guitarras afiladas, la batería con una gran pegada y el bajo llenando todo el conjunto. La voz se aleja también de los agudos propios del metal alemán, siendo más cercana a la de Biff Byford de Saxon por poner un ejemplo.

Los ingredientes de la música de Vhäldemar son claros: estribillos coreables, solos vertiginosos forman parte de la receta de la banda. Con la fórmula segura de ir alternando temas rápidos con otros más pesados, el disco se escucha con agrado, sin hacerse pesado en ningún momento.

Como temas rápidos destacan la inicial Metalizer, muy cañera, The Last to Die, que destila rabia en cada acorde, y 1366 (Old King’s Visions Pt. V), otro de los hitos del álbum, que repite del EP.

También hay que destacar el tema-título del disco, Against All Kings un medio tiempo melódico y con aire melancólico, así como Walking in the Rain y Rebel Mind, dos temazos no rápidos pero si intensos y pegadizos.

Cierra el álbum Titans in D Minor, instrumental que empieza con una melancólica melodía de piano que es acompañada de un solo de guitarra, un broche perfecto.

Un gran álbum de heavy metal clásico que consigue sonar fresco sin salirse de los cánones del género. Vhäldemar demuestran que están en plena forma y que han vuelto con fuerzas más que renovadas.