Vamos allá con el segundo álbum de esta banda bizkaina de death metal de la vieja escuela con fuertes ramalazos de doom metal. Entroncan no con el death sueco, sino con el death metal inglés de primeros de los 90, tipo Benediction, un death metal que hace tiempo que no escucho, perdido entre producciones que optan por aplastar al oyente.

Hex en cambio han optado por ese death metal al que le caracterizaban unas guitarras cortantes pero poco «espesas», no creando un muro de sonido tipo Entombed sino más afilado, con una importante presencia del bajo en la mezcla. Para la batería han buscado un sonido seco, y los temas descansan en la importancia del riff y la melodía. Grabado entre los Egur.Rec Estudios de Bilbao y los Auryn Studios de Aretxabaleta, la producción es actual y a la vez parece sacada de esos primeros años del death metal. Un trabajo verdaderamente logrado.

Todos los temas suenan bastante bien, pero si tuviera que destacar alguno serían Soulsculptor (dinámico y con un riff pegadizo), el lento, pesado y melódico Worshipping Falsehood, Where Gods Shall Not Reign (en el que predomina la melodía y se van alternando momentos rítmicos y oscuras con coros de voces femeninas con otras partes más rápidas), el puramente death metal Apocryphal y All Those Lies That Dwells…, igualmente rápido y contundente, con un buen riff y una buena melodía.

Un disco de death/doom metal como hace mucho tiempo que no oía, me ha gustado especialmente el aire clásico que rezuma.