La de Baest ha sido una irrupción meteórica en la escena del death metal. En apenas cuatro años desde su creación en Aarhus, Dinamarca, en todo este tiempo han producido una demo, un EP y dos álbumes completos, siendo este Venenum su obra más reciente.
La propuesta de Baest es puro death metal de la vieja escuela, aunando dos vertientes: por un lado, y de forma más patente, el death metal sueco de Entombed, Nihilist o Unleashed; por otro lado, la vertiente americana, principalmente Morbid Angel y sus ritmos más oscuros y pesados. Juntas conforman el sonido de Baest, nada nuevo pero a la vez difícil de ejecutar sin caer en repeticiones inanes.
Sin embargo, Baest salen bastante bien parados. Para empezar, el sonido del disco tiene un balance perfecto entre la nitidez y claridad que facilitan los medios actuales, pero mantienen ese sonido oscuro y sucio que daba la distorsión del pedal HM-2 de Boss. Grabado en el FinlandStudio por Andreas Linnemann, que ha participado en todos sus trabajos anteriores, se nota que banda y productor se conocen, siendo capaces de extraer lo mejor de los músicos para plasmarlo en la grabación.
Todas estas bondades técnicas no sirven de nada si los temas y la ejecución de los mismos no está a la altura. Sin embargo, lo que tenemos aquí es una colección de riffs geniales, alternando partes rápidas, con otras más dinámicas e intensas e incluso esas partes pesadas más propias del death americano a las que hacía referencia, todo ello aderezado por unas melodías pegadizas y oscuras que son el colofón perfecto de los temas. De esta manera, temas como Vitriol Lament (rápido y pegadizo), Nihil, Venenum (pedazo de riff que se marcan), el sobresaliente As Above So Below (un clásico inmediato) o Sodomize (un ejemplo de intensidad) son auténticos trallazos que te tienen moviendo la cabeza todo el rato mientras los escuchas.
Una gozada de álbum, que además hemos tenido la suerte de ver cómo defendían en directo con resultados más que buenos. Baest han sido capaces de coger lo mejor del death metal de los años 90 y, sin crear nada nuevo, poner encima de la mesa uno de los mejores discos del año.