No tenía yo fichada a esta banda de Durango pese a que se formó allá por 2003 y tener ya tres discos en el mercado. Su propuesta se mueve a caballo entre el power metal y el death metal melódico, y comparten miembros con otras bandas bizkainas como Incursed o Vhäldemar.
Este Continuum Fracture es, como decía, su tercer larga duración. Partiendo de un power metal en su vertiente más cañera, introducen bastantes elementos que les acercan al death metal melódico. A mi parecer les falta un puntito más de agresividad, principalmente es un disco de power metal y yo (personalmente, ojo) hubiera optado por algún elemento más de death metal.
Eso sí, el disco, grabado y producido en los Chromacity Studios con Pedro Monge una vez más al mando, suena muy bien. El protagonismo se reparte entre los teclados y las guitarras, aunque también hay una fuerte presencia del bajo en la mezcla. Además las voces se reparten entre el vocalista Víctor, que sigue una línea más melódica y las del guitarrista Jones y el teclista Jonkol, puramente agresivas.
Se trata de una especia de disco conceptual, por lo que intercalados entre los temas tenemos diversos interludios que sirven para ir ubicando la historia. De hecho, han escrito una novela desarrollando la misma, lo que enriquece la experiencia. Yo la tengo pendiente.
Los temas son muy variados entre sí, cosa que enriquece la escucha del álbum. Así, hay canciones rápidas como The Arrival Gate o Anthem For A New Era, contundentes como Wrath of Obliti o hímnicas y solemnes al estilo de Fight Beyond the Bane. A pesar de estas diferencias entre sí, algo que une a los temas son las melodías pegadizas y estribillos carne de directo, destacando en estos aspectos Nuclear Horizons y The Oath of the Enemies, donde también destaca el contraste entre las partes agresivas y las melódicas.
No está nada mal, a pesar de que como he dicho al principio yo daría algo más de presencia a la vertiente death metalera. Aún así, el disco tiene buen nivel, y es que a veces buscamos lejos lo que tenemos bien cerca.