Que Morbid Angel tienen a estas alturas de la vida un más que merecido estatus de leyendas en la historia del death metal (y del metal en general, diría yo) es algo que nadie puede discutir. En pie desde 1984, son unos de los precursores del género y han sido infinitamente copiados con mayor o menor fortuna, dando lugar a toda una pléyade de bandas que beben directamente de su discografía.
Pero no es menos cierto que en una carrera tan longeva tiene que haber fisuras por alguna parte. Durante finales de los ochenta y principios de los 90 el núcleo de la banda estuvo compuesto por el fundador Trey Azagtoth (guitarrista), el bajista/vocalista David Vincent y el batería Pete Sandoval, siempre acompañados por un guitarrista de sesión que ayudaba a dar empaque a los directos (y en el caso de Erik Rutan, incluso a componer).
Durante la gira del excelente Domination (reseñado aquí, como primera entrada del blog hace 5 años) David Vincent anunció que dejaba la banda para perseguir otros intereses musicales, alejados del death metal. Erik Rutan le seguía poco tiempo después y ahí empezó con continuo baile de bajistas/vocalistas (Jared Anderson, Steve Tucker) y guitarristas (Tony Norman, el propio Erik Rutan) que siguieron manteniendo la banda viva hasta el lanzamiento en 2003 de Heretic. Después vino la vuelta de David Vincent, el fichaje del guitarrista Destructhor (Myrkskog) y la poco amigable salida de Pete Sandoval, sustituido por el prodigio Tim Yeung (Divine Heresy, Hate Eternal). Todo esto supuso un parón de ocho años (lejos de la marca Necrophagist, eso sí), hasta que Season of Mist anunció a bombo y platillo su fichaje y la publicación de este Illud Divinum Insanus.
El disco fue compuesto por el antaño efectivo dúo Azagtoth/Vincent y producido por la propia banda, en un perfecto ejemplo de autarquía musical. Sólo los técnicos de estudio (Juan González, Erik Rutan o Mark Prator, auténticos especialistas) eran ajenos a la banda. El sonido en general está bien, con esas baterías disparadas marca de la casa (los bombos) y unas guitarras no demasiado nítidas pero en las que brillan los solos y melodías, cuando las hay.
¿Qué falló aquí? Los temas no son TAN malos, Existo Vulgoré o Nevermore, por citar un ejemplo, no están nada mal y podrían estar en discos anteriores de Morbid Angel. El resto de los temas de death metal tienen al menos un riff o solo decentes, pero pecan quizás de una falta de inspiración que los hace más reguleros. «Pero esto no da para pifia», me diréis.
El PROBLEMA son Too Extreme!, Destructos vs the Earth/Attack, Profundis-Mea Culpa (escritas a medias entre Azagtoth y Vincent) y Radikult (obra íntegra de Mr. Vincent). Cuando tienes a uno de los baterías jóvenes más talentosos del mundo no te pones a meter baterías sampleadas. No rapeas. Cuando tienes dos de los mejores guitarristas de death metal no te pones a pasarlas por sintetizadores para que suenen a mierda. No rapeas. Cuando eres Morbid Angel no tienes por qué hacer malos refritos de Marilyn Manson, Ministry o Rammstein. No rapeas. Eres Morbid Angel, no te pones a cantar «kill the cop». Y por encima de todo, NO RAPEAS.
¿Lo peor de todo? Que incluso en esas tres bazofias hay algún riff medio decente que luciría más en otras ocasiones. Como remixes, como temas bonus de una edición especial o algo de eso podrían tener un pase como ya hicieron con los famosos Laibach Remixes, pero aún así mantenían el filo extremo e innovador. Esto suena a mier… a cul…, fatal. Terminaron por empañar un álbum que, por otro lado, podría haber pasado más o menos dignamente, pero supusieron la puntilla y no permitieron que nos fijáramos en las virtudes del mismo. Estábamos todavía acojonados por Radikult.
La historia, evidentemente, no acabó bien. Reseñas calamitosas (algunas exageradas), el disco ignorado en la gira siguiente (cuando fueron de TERCER grupo, abriendo para Kreator y Nile y tocando detrás de Fueled by Fire), declaraciones cruzadas en la prensa que acabaron con el abandono de Tim Yeung, Destructhor (aunque el pobre hombre sólo firmó dos temas de death metal regulero) y David Vincent, con mucha polémica. Tiene el decente proyecto Vltimas y ahora ha montado I Am Morbid, para tocar versiones de… ¡Morbid Angel! Delirante.
Después de quedarse solo con la banda Azagtoth tomó el toro por los cuernos, reclutó una nueva formación y sacó el Kingdoms Disdained en diciembre de 2017, tras una espera de seis años. Un disco de death metal intenso y sin experimentos que, si bien es cierto que andaba un poco justo de inspiración, al menos no mandaba al guano 30 años de carrera, como estuvo a punto de hacer Illud Divinum Insanus.