Curioso nombre el de esta banda francesa de post black metal. Por lo que he podido averiguar, lo tomado de la película homónima de Jaques Audiard (Mira a los hombres caer en su versión española) y que no he tenido el placer de ver. Al menos no se han complicado la cabeza con el título de este álbum, tercero en su carrera.
Activos desde 2011, su propuesta podría encajarse dentro de eso que llaman post black metal y que yo no termino muy bien de saber qué es. Para mí esto es black metal, solo que sin corpsepaint, crucifijos invertidos ni sangre. El sonido, la esencia del black metal está ahí, solo que se introducen algunos elementos ajenos al metal extremo tradicional, pero he llegado a pensar que es más una cuestión estética que musical.
A nivel de producción el resultado de este Ascension es espectacular. Grabado y mezclado por Francis Castle en Studio Saint-Marthé, el equilibrio de los instrumentos es genial. Las guitarras llevan la voz cantante, ocupándose tanto de los riffs como de las partes melódicas con muy buen resultado, pero también se pueden apreciar las líneas de bajo. La batería goza del protagonismo justo, aunque para mi gusto la caja debería tener algo más de presencia. En el apartado vocal es quizá donde se alejan más del tono habitual del vocalista de black metal, pero sin forzar tampoco la maquinaria.
El disco se caracteriza por los temas largos, en los que van jugando con las partes rápidas y otras más atmosféricas. De los siete temas dos son breves instrumentales (una intro y un interludio), por lo que los cinco restantes superan holgadamente los ocho minutos de duración, lo que en ocasiones puede restar frescura a la escucha. Destacan A New Order, el más blacker The Renegade Son y Stellar Cross, que sin perder el aire solemne va jugando con las partes rápidas y pesadas para conformar el tema más chulo del álbum.
No está nada mal el disco, la única pega que le veo es el excesivo minutaje de los temas que, en algunos momentos puede hacer que se haga un poco más pesada la escucha, aspecto que los cambios de ritmo dentro de los temas ayudan a aliviar. Así, el balance general es que resulta entretenido y viene a reafirmar la idea de que el post black metal al final va a resultar un soplo de aire fresco al género.