White Stones es el proyecto de death metal del bajista Martín Méndez, conocido por su participación en Opeth. Fijada su residencia en Barcelona, se ha rodeado de miembros de Foscor y Vidres a la Sang para completar la formación y grabar este Kuarahy («sol», en guaraní), con el que la banda debuta.

Su estilo bebe de numerosas fuentes y resulta un tanto inclasificable. Podría calificarse de un death metal progresivo, pero hay bastante más. Para empezar, es innegable la influencia de Opeth en su época Blackwater Park, pero también hay elementos más melódicos. No se caracterizan por tocar muy rápido o por un sonido muy contundente y agresivo, sino que son bastante accesibles, a pesar de los guturales de Eloi Boucherie (también vocalista y guitarrista de Vidres a la Sang).

Grabado en los estudios Farm Of Sounds de Terrassa, propiedad del citado Boucherie y mezclado por el afamado Jaime Méndez en Londres, hay que decir que suena bien, pero que se queda a medio camino. Para ser death metal (como entendemos tradicionalmente) se queda corto, le falta filo, incluso si es progresivo. Navega entre dos aguas, porque los ritmos de batería y la atmósfera general es de death metal pero le falta agresividad en el tono de guitarras.

Por lo demás, los temas están bastante bien. Es un metal progresivo que ralla en el death metal, con un profundo uso de melodías alejadas del típico death metal, sino que pueden llegar a ser más cercanas al rock progresivo o incluso a Opeth. Me han gustado especialmente los temas Worms, Drowned in Time, Infected Soul, Guyra y Ashes.

No está mal, pero tampoco me termina de convencer. No me he podido quitar de la cabeza que son una especie de Opeth más afilados, lo que al final le resta capacidad de sorpresa. No es en absoluto un mal disco, hay bastantes momentos brillantes, pero la sensación final es de «indiferencia».