Dinamarca es ese pequeño país que, estando situado entre Escandinavia y Alemania (canteras inagotables de bandas de metal de todo pelaje), no ha producido una superbanda como si lo han hecho sus vecinos (si no tenemos en cuenta que aportan el 50% de Metallica, ojo). Quizá King Diamond/Mercyful Fate es su banda más reconocida, pero hay que tener en cuenta que el Rey reside en EEUU desde hace ya muchos años. En cambio sí tienen una inagotable cantera de bandas más pequeñas pero sobradas de calidad. Ahí entran en juego Baest, Artillery, Undergang, HateSphere, Konkhra, Mercenary, Pretty Maids o Royal Hunt, entre otras.
Afsky es una de esas bandas que andan sobradas de calidad. En realidad estamos ante el proyecto individual de Ole Pedersen Luk, que recupera la esencia de aquellas one-man-band que sembraron la escena del black metal en los 90. Salvo la batería, que ha corrido a cargo de Martin Haumann (Final Hour, Mother of All), el amigo Ole ha grabado todos los instrumentos y ha producido el álbum, obteniendo un sonido bastante logrado, con un fuerte aire «retro», sobre todo por el tono de las guitarras y el tratamiento de la voz, que muchas veces se confunde con las guitarras al estar prácticamente al mismo volumen.
Lo que nos encontramos es un black metal de calidad, con una fuerte atmósfera melancólica que llega a través de los riffs de guitarra y las voces, crujientes y desgarradoras. Hay también un fuerte aire folk a través del ocasional uso de guitarras acústicas y cuerdas. Los temas van alternando partes rápidas y otras a medio tiempo, de manera que la escucha se hace entretenida y en absoluto repetitiva. Es difícil destacar un solo tema dado el buen nivel del disco, pero Tyende Sand o Stemninger I & II destacan quizá por su mayor componente atmosférico.
Buen disco de black metal que sin duda hará las delicias de los seguidores del género. Es cierto que no supone innovación alguna, pero es un trabajo de calidad.