Las one-man-band fueron todo un fenómeno en los primeros tiempos del black metal. No eran sólo proyectos con un miembro estable y multitud de mercenarios cambiantes, sino auténticos proyectos individuales donde una sola persona se hacía cargo de toda la instrumentación (o al menos de casi toda, siempre hace falta un batería). Luego el black metal se fue complicando y ya fue más difícil la existencia de estos proyectos.
Curiosamente, hace poco hablábamos de Afsky como one-man-band al más puro estilo de los años 90 y ahora me encuentro hablando de la banda francesa Crépuscule d’Hiver, comandada por el músico Stuurm. Parece que las tradiciones (musicales) del black metal están de vuelta.
No obstante, para la grabación del álbum Stuurm se ha hecho acompañar de NKLS (In Cauda Venenum) a la batería y el bajo, mientras que Hexenn ha introducido voces femeninas a lo largo de varios temas y finalmente tenemos colaboraciones de varios guitarristas de la escena francesa, unos grabando guitarras acústicas y limpias y otros grabando solos.
El estilo de Crépuscule d’Hiver es un black metal atmosférico de la vieja escuela, con ese tono chirriante de guitarras, un potente bajo, mucho protagonismo de los teclados y un sonido de batería clásico. Son los ingredientes del black metal atmosférico que poco a poco acabaron desembocando en las superproducciones al estilo Dimmu Borgir. Aquí no hay grandes exhibiciones, es puro black metal tocado con solvencia y punto.
Los temas son bastante largos, por lo que durante los mismos podemos asistir a partes rápidas, medios tiempos y partes pegadizas, pero siempre con un gran peso de la melodía. Es esta fuerza melódica lo que para mí le hace ser un trabajo notable. Ayuda también la consistencia del álbum, ya que no hay un tema flojo. Evidentemente, hay momentos mejores, pero incluso cuando parece que un tema no convence, son capaces de que remonte en secciones posteriores (como pasa con Tyran de la Tour Immaculée). A mí me han gustado especialmente Le Sang sur ma Lame y Héraut de l’infamie, el grandioso Le Souffle de la Guerre y siendo el final Par-Dèla Noireglaces Et Brumes Sinistres, de más de 20 minutos de duración, un colofón genial para el disco.
Es un disco que necesita un par de escuchas para empezar a apreciar todos los detalles de su música. Pero una vez que entras en el universo de Crépuscule d’Hiver encuentras un buen disco de black metal crudo y atmosférico.