¡Que no paren las reseñas!
Nunca había conseguido conectar con el particular mundo de The Ocean Collective y su propuesta a caballo entre el hardcore, el sludge, el progresivo y el post-metal. Sin embargo, este Phanerozoic II: Mesozoic|Cenozoic (Metal Blade) ha resultado ser un gran disco, variado y entretenido además de original. A mí me ha conquistado.
A falta de giras, My Dying Bride presentan Macabre Cabaret (Nuclear Blast), un EP de tres temas sobrantes de las sesiones de su último álbum. Es cierto que se ven superados estos días por grupos como Draconian o Swallow the Sun, en otro caso de aprendices que superan a los maestros. De los tres temas que lo componen, los dos primeros son más variados y entretenidos, con un gran equilibrio entre agresividad y melancolía; el tercero es un tema solo a piano y voz, triste y oscuro. Bastante buen resultado.
Los alemanes Accuser vuelven con Accuser (Metal Blade). Recuperan el furioso thrash metal que practicaban en los 80, para desaparer en los 90 y reformarse en 2008. Se mueven a medio camino entre el thrash alemán y la vertiente norteamericana más groovy. Un disco bien producido y tocado, en el que las partes furiosas se van entremezclando con otras más pausadas. Buenos solos y ocasionales guiños a la melodía, pero cuyo conjunto me ha dejado bastant indiferente.
Los islandeses Auðn presentan su tercer trabajo, Vökudraumsins Fangi (Season of Mist). Practican un black metal depresivo y atmosférico en el que, lejos de la furia habitual, la música descansa principalmente en las melodías y riffs de guitarra, que ocasionalmente suenan a post-black metal. Un disco interesante por la cantidad de matices y contrastes que van creando en los temas.
Muy desapercibido ha pasado el segundo disco en solitario del gran John Petrucci, titulado Terminal Velocity (Sound Mind). Aliado con el bajista Dave LaRue y Mike Portnoy (ohhhhh, sí) a la batería, se ha sacado de la manga un disco instrumental muy bonito, con buenos temas y que, gracias a la batería de Portnoy, suena más a Dream Theater que los propios DT. Donde hubo fuego hay rescoldo y el tándem Petrucci/Portnoy funciona.