Vamos con el quinto álbum de los bizkainos Incursed, que a estas alturas ya son unos veteranos en las lides del Folk/Pagan/Viking Metal, un estilo que por otro lado no se ha prodigado demasiado por estas tierras.
Vaya por delante que no tenía muy controlada su discografía, pero sí conocía los otros proyectos en los que andan inmersos. Me gustó bastante el disco de Orion Child (donde sacan una vena más extrema), pero de Incursed sólo había escuchado el anterior Ama Lurra, un disco que estaba bien pero con el que a mí me costó un mundo conectar.
En este Baskavígin Incursed han echado el esto. Para empezar, han grabado en los Chromaticity Studios del guitarrista Pedro J. Monge (en cuyos Vhäldemar encontramos al teclista Jonkol), lo que siempre es sinónimo de buen sonido. Una vez más, no han fallado con la elección. La producción se aleja del sonido limpio y puro de discos como el de Vhäldemar, optando por un sonido un punto más agresivo, contundente y pesado, con un punto «sucio» en ocasiones que ayuda a realzar esta agresividad de los temas. Pero que esto no os confunda, la mezcla es lo suficientemente nítida para que convivan este tono de guitarras con los teclados y violines, sin que en el camino se pierda un ápice de la calidad de sonido.
Musicalmente es cierto que Incursed no han inventado nada, pero no es menos cierto que lo que hacen, lo hacen soberanamente bien. El salto cualitativo desde Ama Lur, al menos para mí, es enorme: temas que alternan velocidad y pesadez, con una presencia constante de la melodía y un juego de voces entre el registro limpio, el gutural y los coros que anima mucho los temas.
Y ese es otro de los puntos fuertes del disco, los temas: hay canciones aguerridas a la par que fiesteras que en directo tienen que funcionar solas. Así, merece la pena destacar Patxi Porroi, Who Stole My Beer? o Eusko Troll Label como los puntos álgidos del álbum. Todo esto sin desmerecer al resto de temas, que mantienen un muy buen nivel.
En resumen, un muy buen disco de Folk Metal al más puro estilo Korpiklaani, un disco que resulta una gozada de escuchar y que en directo tiene que ser una pasada.