Empezamos con los fineses Korpiklaani, que presentan su undécimo álbum de folk metal divertido y bailongo, titulado Jylhä (Nuclear Blast). ¿Qué decir de unos tipos que tienen media discografía dedicada al alcohol? Puess música de fiesta y divertida, el equivalente metalero a las orquestas de pachanga de verano. Ojo, que esto no es malo: Korpiklaani se han cascado un señor disco agradable de escuchar y que te deja con una sonrisa en la boca. Que ya hace falta este año.
Cambiamos de tercio radicalmente y vamos con el black metal en la más pura onda noventera que nos ofrecen los parisinos Blurr Thrower en su álbum debut Les Voûtes (LADLO Productions). Todo el disco destila aire clásico, empezando por la producción sucia y caótica, pasando por el sonido de guitarras en las que las melodías suenan cortantes y la chirriante voz, que se lleva todo el protagonismo. Si te gusta el black metal clásico, no debes perderte este disco.
Seguimos en territorios extremos con los mallorquines Unbounded Terror que presentan el recopilatorio Infernal Judgment (Xtreem Music). Un tema nuevo (Infernal Judgment) de buen death metal clásico rodeado por la regrabación de tres temas del Nest of Affliction de 1992 y tres temas en directo del Faith in Chaos del año pasado. Una buena manera de mantenerse ocupados hasta que se pueda volver al directo…
Más death metal, esta vez con el EP Liberaci dal Male (Xtreem Music) de los italianos Tenebro, que incluye su Demo 2019 como bonus tracks. Ultrapesado y oscuro death metal con riffs machacones pero a la vez pegadizos y un sonido viscoso y denso como pocos coronado por una voz hipergutural. El sonido es espectacular (el bajo te taladra el cerebro), pero cuando meten partes rápidas se vuelve demasiado caótico. Los temas Cannibalismo Sanguinario y Seppellendo i Morti tienen su punto, pero se me ha hecho un poco largo.
Siempre he pasado un poco de largo ante los húngaros Ektomorf y este Reborn (Napalm Records) no me ha dado muchos argumentos para ir a recuperar el tiempo perdido. Una especie de nu-metal pasado por un matiz thrashero que me recuerda demasiado (para mal) a lo peor de Soulfly. El disco goza de un sonido potente, pero los temas son machacones a más no poder y las buenas ideas quedan enterradas en riffs hiperpesados. Cuando bajan la pesadez es cuando mejor suenan, curiosamente.