Lejos quedan los tiempos en que Trivium eran considerados como unas promesas del panorama metálico. A pesar de que son muy jóvenes (su líder Matt Heafy apenas tiene 35 años), tienen ya a sus espaldas una larga discografía. Asentada la formación en 2004 con el guitarrista Corey Beaulieau y el bajista Paolo Gregoletto, el último fichaje fue el batería Alex Bent allá por 2017, quien ya ha participado en los tres últimos álbumes de estudio de la banda.
Supongo que como consecuencia de no poder girar en apoyo de What the Dead Men Say (publicado el año pasado) y tener todo el tiempo del mundo, Trivium no se han quedado de brazos cruzados y apenas año y medio después tenemos en las manos su sucesor, este In the Court of the Dragon.
Repiten con Josh Wilbur y Ted Jensen a la producción y mezcla, respectivamente, pero han cambiado el lugar de grabación, pasando de Los Ángeles a Florida. Por lo demás, ninguna novedad, más allá de la colaboración de Ihsahn (que con los años ha cultivado una gran relación de amistad con Matt Heafy), quien ha escrito la intro y se ha encargado de las orquestaciones y sintetizadores que hay repartidos por los temas. Esto se traduce en un disco de sonido impoluto, con un sonido que oscila entre lo agresivo y lo accesible: las guitarras son cortantes pero no mucho, las voces alternan entre lo agresivo y lo melódico y la batería es contundente pero sin serlo demasiado. Un sonido perfecto para el heavy metal «mainstream», categoría en la que poco a poco Trivium se van asentando.
Musicalmente encontramos un poco de todo: desde partes de metal modernete tirando a metalcore a estribillos melódicos y coreables, partes pesadas y rítmicas y otras rápidas al más puro estilo thrashero. Una amalgama difícil de describir y que Trivium han convertido en su sello propio, el que les ha permitido salir de la etiqueta genérica del metalcore y ser algo más accesible. A los riffs, a veces pegadizos y a veces complejos y técnicos, y los buenos solos y melodías que trufan el disco, que hacen que sea variado y entretenido, hemos de unir un sobresaliente trabajo del batería Alex Bent.
Tras la oportuna intro, abre el disco In the Court of the Dragon, tema furioso y agresivo que sienta las bases del álbum, con el uso de la voz agresiva en estrofas y la limpia en los estribillos, muy pegadizos por otra parte; le sigue Like a Sword over Damocles, buen tema en el que destaca su estribillo pegadizo dentro de una línea contundente y agresiva.
Tras este potente inicio el más reposado Feast of Fire supone un cambio de tercio, con un aire más rockero y un estribillo que por momentos es más propio del rock alternativo; A Crisis of Revelation recupera la línea rápida y frenética que se mezcla con un estribillo melódico y pegadizo, pero pronto tenemos otra bajada de revoluciones con The Shadow of the Abattoir, la visión de Trivium de las baladas: un tema en el que las estrofas suenan delicadas y el estribillo recupera toda la potencia de las guitarras, muy acertado.
A partir del intenso No Way Back Just Through el disco recupera la fuerza para no decaer; le siguen el rápido y contundente Fall into Your Hands y From Dawn to Decadence, que tiene un buen estribillo, para terminar con The Phalanx, uno de los temas más potentes del disco y que tiene un riff de guitarra muy pegadizo. Punto y aparte para la melódica parte final, con los teclados acompañando el hímnico riff, una forma colosal de acabar el disco.
Me ha gustado mucho y creo siceramente que es el primer disco de Trivium que logra convencerme por completo. Un gran trabajo que les confirma como uno de los grandes nombres de la escena metalera.