Los canadienses Ültra Raptör editan su primer larga duración, Tyrants (Fighter Records). Musicalmente mezclan heavy y speed metal en la más pura onda ochentera con una producción actual, limpia y nítida donde se escucha perfectamente qué hace cada instrumento. Por lo demás, unen perfectamente temas rápidos como The Quest for Relics con otros más a medio tiempo como Winds of Vengeance. No está mal, lo único que me falla es el timbre de la voz, pero encaja bastante bien con la música, por lo que se deja escuchar.
Muchas bandas han intentado paliar la falta de conciertos por la pandemia con espectáculos en streaming, y Behemoth fueron una de ellas. In Absentia Dei (Nuclear Blast) es el espectacular resultado, un show en vivo plagado de efectos especiales y con un amplísimo set-list que abarca casi toda su carrera, ejecutado además a la perfección (el único punto flaco es la voz de Nergal, que parece más débil). Sin embargo, le lastra la falta de público, que en algunos puntos donde debería interactuar deja un tanto «vacíos» los temas. A pesar de ello, es un tremendo lanzamiento.
Primer lanzamiento de los veteranos Hegemon que cae en mis manos y resulta ser una grata sorpresa: Sidereus Nuncius (LADLO) es un disco de oscuro black metal que goza de una producción espectacular, compacta y lo suficientemente limpia para realzar los temas sin hacerles perder ni un gramo de fuerza. Partes lentas y atmosféricas se entremezclan con otras rápidas y desquiciadas, aderezadas por buenos riffs y melodías a cargo de las guitarras.
Archspire son una banda altamente glosada en el mundo metalero pero a mí no me terminan de convencer. Bleed the Future (Season of Mist) es su cuarto álbum y en él presentan la penúltima vuelta de tuerca al death metal técnico. El sonido es hipoerdenso, más propio del deathcore, con ese muro de sonido impenetrable, pero a la vez lleno de arpegios y florituras. Para mí ganan cuando dejan de lado la apabullante brutalidad, por lo que es un disco que disfruto a ratos, mientras que otros me llegan a saturar.
Cuatro álbumes llevan Corpus Diavolis a sus espaldas, siendo este Apocatastase (LADLO) su más reciente obra. Proponen un black metal oscuro, con fuertes aires death metaleros y algún ramalazo industrial, en la onda Behemoth de su etapa intermedia. La producción es contundente y caótica, con un punto de suciedad en el sonido. Una acertada mezcla de velocidad y pesadez hacen que sea un disco entretenido, aunque la fórmula ya está un tanto agotada.