Leyendas del Rock 2022 – día 4

Con las fuerzas ya bastante menguadas encaramos el final del festival, que todavía nos tenía alguna sorpresa reservada.

La primera en la frente nos la llevamos con los hard rockeros noruegos Wig Wam, de quienes sólo me sonaba el nombre. Reunidos en 2021 y con la popularidad en alza tras su aparición en la BSO de la serie Peacemaker de Amazon, dieron un recital de buen glam rock/metal, con temas con tirón y estribillos pegadizos, no exentos de buena técnica. Sin hacer nada especial, dieron una auténtica lección de buen rollo y música fiestera.

Butcher Babies es uno de esos grupos que conoces de verles en las noticias pero de los que no has oído una sola canción. Su propuesta, una especie de hard rock con aires metalcore, no me llegó a calar en ningún momento. Un sonido muy bestia coronado por el dúo que forman las vocalistas, que al alimón se reparten las voces limpias y agresivas y que redondearon el bolo bajando al moshpit de las primeras filas. Muy intenso pero poco edificante.

Mucho más edificante fue el show de Ensiferum. Su pagan power metal fue otra historia, rápido y cañero pero sin perder en ningún momento de vista la melodía. Un buen show, en el que dejaron buena muestra de sus habilidades técnicas, gozando de un sonido prácticamente perfecto.

Después llegó otro de los momentos más esperados por mi parte, el show de Turilli/Lione Rhapsody. Me acuerdo cuando vinieron con Angel Dust a Bergara, hace 20 años, y pronto estuve familiarizado con la situación: si bien los músicos que vimos «tocaban», los teclados y coros estaban totalmente pregrabados. Aún así cayó un set totalmente basado en el repertorio que arrastran de Rhapsody. Siempre es un placer escuchar Emerald Sword, Wisdom of the Kings o Land of Immortals, más cuando Fabio Lione demostró estar en un muy buen estado de forma. Me gustaron mucho (supongo que el factor nostalgia jugó duro), pero la próxima vez que traigan un teclista…

Nunca había visto a Overkill en directo y en la hora de que dispusieron hicieron justicia a la fama que les precede. Sonaron de lujo, cañeros e intensos pero limpios y nítidos, comandados por un Bobby Blitz que no paró quieto. Curioso que siendo él el motor de la banda, su voz sea lo que menos me convence de la banda. En cualquier caso, con temas como Rotten to the Core y Elimination convencieron a la parroquia allí congregada.

Turno para uno de los cabezas de cartel del día, Opeth. Les pasa como a Blind Guardian, no vas a ver banda más sosa encima del escenario. Se mueven poco y su puesta en escena es exageradamente sobria, pero como Mikael Akerfeldt dijo en una de las ocasiones que se dirigió al público, «We are Opeth and we play songs». Dieron una lección musical como no vimos en todo el festival, sonaron perfectos y clavaron los temas pero, al que no les conociera o no les gustara, aquello le tuvo que parecer un tostón.

Radicalmente diferente fue el concierto que se cascaron Epica. Mira que es un grupo que me gusta pero que me resulta un poco «cansino», y que los discos suyos están bien pero los tengo que escuchar a cachitos, pero en Villena salieron a por todo y se llevaron posiblemente el trofeo a mejor bolo del festival. La puesta en escena era espectacular, con dos cabezas de serpiente que echaban fuego, el escenario con varias pasarelas y el teclado que se movía por la plataforma de la batería. Pero además se cascaron un show musicalmente perfecto, con un despliegue musical y vocal espectacular. Me sorprendió la contundencia de su sonido, mucho más afilado y «metalero» que en disco, pero sin que por ello los temas sufrieran un ápice. Disfrutaron en el escenario y nos hicieron disfrutar a los que estábamos entre el público como pocas veces recuerdo.

Agotadas las fuerzas, llegó el momento de decidir si ver a Angelus Apatrida o a Cellar Darling. Ganó la banda suiza, mucho más difícil de ver que los albaceteños, pero no sin muchas dudas hasta última hora no pude decidirme. Allí andaban ajustando cables (entre los teclados y la zanfoña, buen jaleo tenían). Su rock/metal de aire progresivo y folkie sonó muy bien los tres temas que pude ver, porque el físico no dio para más.

Hasta aquí la reseña de lo que dio de sí el Leyendas del Rock 2022: un festival muy bien organizado y con cosillas que se pueden mejorar (como en todo), pero cuya impresión general fue positiva. Salimos encantados con Epica, Alestorm y Feuerschwanz, los grupos que nos conquistaron, y el resto dieron lo que esperábamos de ellos. Quizá la única decepción fueran Testament, que deberían replantearse la mezcla de sus conciertos porque el altísimo volumen les hizo un flaco favor.

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