Segundo álbum completo de otro de los múltiples proyectos en los que anda metido Dave Rotten. Si hasta ahora Rotten siempre había presumido de guturales y se había movido en el death metal, con Holycide da rienda suelta a su vertiente más thrasher.

Además del mencionado Dave Rotten, el grupo está compuesto por un buen plantel de músicos que rinden honores al thrash metal más clásico, sobre todo a la vertiente más rápida e histérica del mismo. Los ingredientes son una velocidad ultrasónica, riffs cortantes, solos vertiginosos y coros ochenteros.

El disco, grabado por Andy C. (batería de Wormed o Lords of Black entre otros) goza de un muy buen sonido, capturando la esencia del thrash ochentero pero sin dejar de ponerlo al día. Todo suena perfecto, todo está en su sitio pero a la vez suena añejo. Un gran trabajo que realza aún más los temas.

Con 11 temas en 40 minutos, el disco va alternando entre los temas rápidos (Fist to Face, Nuclear Fallout) y otros menos revolucionados pero más «intensos» (Empty Cyber Life, Napalm Sweet Napalm), incluso combinando ambas a lo largo de los mismos (Mentality Packs). Hay buenos riffs, nerviosos como en Vultures o The Aftermath, más «curiosos» como el de Trapped by the Crappy Trap. Todos los temas tienen esos estribillos pegadizos con coros al mogollón como los de Anthrax en los 80, coronados por unos solos vertiginosos.

Y sin embargo, a pesar del buen sonido, los buenos riffs y solos y una ejecución en general muy buena, al final se me ha hecho un tanto repetitivo. Por separado los temas son muy buenos, pero al escuchar el disco entero me ha costado llegar al final. No sé qué es lo que lo provoca, pero me resulta curioso.